¿Qué son las semillas autoflorecientes?
Las semillas autoflorecientes, también llamadas semillas
automáticas, se caracterizan por florecer de forma automática, es decir,
sin necesidad de cambiar las horas de luz y sin eliminar las plantas macho.
Las plantas autoflorecientes (rudelaris) provienen del norte de Asia, lo
que hace aguantar muy bien los climas fríos, por eso
podemos plantar las semillas autoflorecientes durante todo el año
. No tendrá la misma producción en invierno y tampoco crecerá tanto como en
verano, pero podremos disfrutar de algunos cogollos en épocas del año que
con las semillas de marihuana normales sería imposible. Siempre y cuando no
cultivemos en interior está claro.
De esta forma, las semillas de marihuana autoflorecientes
crecen de una forma mucho más rápida que las semillas de cannabis normales. Además, el cultivo de
flores femeninas sin polinizar se produce por lo tanto sin de que las
semillas sean germinadas.
Podríamos decir que las semillas autoflorecientes proporcionan una cosecha de fácil trabajo, pero de una alta calidad.
El uso de semillas automáticas es perfecto para los cultivadores novatos,
para espacios pequeños, cultivos de exterior o interior, y para zonas con
climas no muy cálidos, si se desea cultivar en terrenos al aire libre.
¿Por qué elegir semillas autoflorecientes?
Este tipo de semillas permiten obtener resultados en apenas dos meses. Alrededor de 65 días, desde que las
plantas inician su floración hasta que recoges el resultado.
Su característica principal es que no necesitan que cambies su fotoperiodo
para inducir su floración, de manera que puedes ponerla bajo un foco de
alta intensidad HPS o LEC a 20 horas de luz, si tu cultivo
es de interior.
Los híbridos autoflorecientes actuales
preservan los mejores rasgos encontrados en genéticas regulares
iniciales
, que sirvieron como modelo de psicoactividad, aroma y sabor.
Ventajas e inconvenientes de las semillas autoflorecientes
Ventajas:
1.
Las autos están listas para su cosecha en pocas semanas:
Las semillas de cannabis autofloreciente no dependen de los ciclos de luz
para florecer. Esto significa que pueden crecer durante todo el año en
múltiples cosechas sin tener que preocuparse de los cambios estacionales.
2.
Producen resultados muy rápidos:
Pueden ir de semilla a cosecha en tan solo 10 semanas, lo que permite una
rápida y constante producción de rendimientos frescos.
3.
Son pequeñas y discretas:
Esto permite un cultivo discreto, lo que hace mucho más fácil la
organización del cuarto de cultivo. Y las cepas autoflorecientes son
ideales para los que quieren cultivar en el balcón o con el método guerrilla
.
4.
Es muy resistente:
Esto hace que las cepas autoflorecientes sean no solo más indulgentes con
los principiantes, sino también aptas para su cultivo en zonas más
frías del planeta. Si no hace demasiado frío (ni nieva), se pueden cultivar
en el exterior durante el invierno.
5.
Son aptas para su cultivo tanto interior como exterior:
En el interior, solo hay que colocar las plantas bajo un ciclo de luz
constante de 18/6, y en el exterior, solo hay que plantarlas y dejarlas
crecer. No puede ser más fácil.
Inconvenientes:
1.
El tamaño:
Las cepas de cannabis autofloreciente se encuentran en el lado más pequeño
de la escala.
2.
Menor contenido THC:
Los cogollos de las variedades de cannabis autofloreciente, normalmente
producen menos THC debido a su genética ruderalis. Aun así pegan bastante
fuerte, pero para quienes buscan la mayor cantidad posible de THC, las
autos quizás todavía no estén a la altura.
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¿Cómo aparecieron las primeras semillas autoflorecientes?
En el continente indio y en las zonas ecuatoriales y tropicales no existían
los veranos cálidos. De esta forma, este cannabis no era sometido al cambio de ciclos de la luz, por lo que
no era “avisado” del comienzo del verano para poder iniciar su floración.
A esto se le sumaba que el clima podía llegar a ser realmente frío y matar
a las plantas antes de comenzar el proceso de polinización y siembra.
Por este motivo, tuvo que empezar a
florecer en el momento en que era lo suficientemente grande
para disponer del tiempo necesario para completar su ciclo reproductivo y
crear nuevas semillas de cannabis.
Rápidamente los criadores de semillas se percataron de la gran ventaja que
suponía esta habilidad para otras variedades de marihuana.
De esta forma, comenzaron a criar y cruzar semillas con la capacidad de
“autoflorecer”, dando lugar a las semillas autoflorecientes.
1.
Elige la semilla que más te guste:
Las autoflorecientes tienden a tener un menor tamaño, pero
esto las hace ideales para aquellas personas que buscan un cultivo discreto
como, por ejemplo, el que podrías poner en tu balcón. Respecto a sus
efectos, si eres nuevo en el mundo de la marihuana y no sueles consumir
cannabis habitualmente, te recomendamos que empieces cultivando variedades
ricas en CBD, cannabinoide que contrarresta la psicoactividad del THC y que
permite un consumo más sostenible y controlado de cannabis.
2.
Germinación:
Las semillas de marihuana autoflorecientes no requieren un tipo de
germinación diferente al del resto de semillas feminizadas. Puedes elegir
el método que más te convenga.
3.
Prepara la tierra:
Las autoflorecientes requieren un sustrato aireado, que
les permita aprovechar los recursos al máximo y desarrollar bien sus raíces
y acelerar todos sus procesos metabólicos. ¿Qué cómo se airea la tierra?
Pues muy sencillo, necesitas 10 litros de sustrato, que estén compuestos
por un 1/3 de fibra de coco y 2/3 de turba o sustrato ya preparado, que
puedes encontrar en cualquier grow. Si tu cultivo tiene fines terapéuticos,
procura utilizar un método de cultivo orgánico.
4.
Maceta:
El tamaño mínimo del tiesto o maceta que vayas a utilizar ha de ser de siete litros, - 15 si quieres conseguir las plantas más
grandes posibles - y es importante que tengas en cuenta que este va a ser
el definitivo. No es conveniente que las plantas
autoflorecientes se transplanten en mitad de su ciclo de
vida para evitar que se estresen.
5.
Riego:
Las autoflorecientes soportan mejor que las feminizadas las carencias
hídricas por lo que es conveniente regarlas en poca cantidad –nada de dejar la
planta encharcada- pero con mucha frecuencia, para
fomentar la oxigenación. Las cantidades son relativas y dependen del clima
y entorno en el que se desarrolla la planta, por lo que no podemos darte
una cantidad exacta de agua.
6.
Cosecha:
Entre 70-80 días después de haber sembrado, podrás por fin cosechar tus
cogollos. Lo primero, te recomendamos no regar la planta desde cinco días antes de la cosecha
para que la tierra esté seca. Te darás cuenta de que los cogollos están
listos porque el color de los tricomas de la resina empezará a cambiar de blanco a ámbar y, sobre todo, porque
la planta está amarilleando.